Las primeras impresiones

Descubre cómo se forman y hasta qué punto son acertadas

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Sólo treinta segundos suelen bastar para que formemos una primera impresión de una persona que acabamos de conocer, y tendemos a utilizar esa impresión para juzgar a dicha persona. Pero, ¿solemos acertar?

Los estudios vienen a decirnos dos cosas:

a) En general las personas son bastante buenas a la hora de juzgar a los demás en base a esas primeras impresiones.

b) Existen factores que influyen en dicha exactitud, pudiendo hacer que nos formemos impresiones equivocadas.

Al evaluar lo buena que es la gente al juzgar la personalidad de los demás en base a sus primeras impresiones, los psicólogos han recurrido a la evaluación de los cinco grandes factores de la personalidad.

Dentro de esos cinco factores principales, lo que mejor se nos da a la mayoría es evaluar el grado de extroversión o sociabilidad de una persona y su grado de responsabilidad, dado que es lo que resulta más aparente. Sin embargo, cuando se diseñaron experimentos que permitían hacer aparentes otros rasgos de personalidad, la gente era igual de buena al juzgarlos. Por ejemplo, una persona jugaba a un juego con un extraño bastante obstinado e irritable, mientras se grababa en vídeo. Quienes observaban tan solo diez segundos de esa grabación podían predecir el nivel de estabilidad emocional de esa persona con una exactitud superior a la del mero azar. Y lo mismo sucedía con el resto de los factores de personalidad.

Otras investigaciones demostraron cómo los estudiantes son especialmente buenos juzgando la competencia de un profesor en base a sus primeras impresiones. En realidad no necesitaban más que 6 segundos para hacerse una impresión acertada, que venía a coincidir con las evaluaciones que hacían otros estudiantes de esos profesores tras seis meses de clase con ellos. Además, los estudiantes aprendían más de los profesores que consideraban los mejores, lo cual indica que habían acertado en sus impresiones.

¿Qué factores influyen en el nivel de acierto de las primeras impresiones?

No siempre acertamos de este modo al juzgar a los demás, pues existen factores que ejercen una influencia importante:

1. Diferencias individuales. No todo el mundo es igual de bueno juzgando a los demás. La inteligencia social varía de una persona a otra.

2. Apariencia física. Por lo general, la gente tiende a considerar a las personas atractivas más agradables, abiertas, inteligentes y socialmente hábiles que las menos atractivas, y están más dispuestas a prestarles su ayuda. Los más atractivos tienen también más probabilidades de ser contratados cuando buscan empleo. Esto sucede para ambos sexos; sin embargo, entre los hombres se considera más competente al más atractivo, pero sucede al contrario entre las mujeres, pues se tiende a pensar que ellas progresan más debido a su atractivo.

3. Accesibilidad. La accesibilidad es la rapidez y facilidad con que una información nos viene a la mente y la utilizamos para hacer interpretaciones y juzgar a los demás. El estudiante que comparte sus respuestas a un examen con un compañero, ¿es una persona deshonesta o un buen compañero? Si para ti las ideas sobre la colaboración son más importantes y, por tanto, accesibles en tu mente, considerarás que es un buen compañero. Si las más accesibles en tu mente son las ideas sobre honestidad/deshonestidad, entonces pensarás que es una persona deshonesta. Además, le gente suele reconocer y recordar mejor la información relacionada con sus rasgos de personalidad preferidos. Si para ti es importante la amistad, tenderás a fijarte más y a recordar más las conductas amistosas de una persona y a pasar por alto otras que para ti son menos accesibles y, por tanto, utilizas menos para juzgar a los demás.

4. Expectativas. Si te hablan mal de alguien que no conoces, estarás más predispuesto a hacerte una mala impresión de esa persona cuando la conozcas, mientras que si te hablan bien, sucederá al contrario.

5. Motivación. No sólo vemos lo que esperamos, sino también lo que queremos ver. Una persona desconfiada, tenderá a interpretar del peor modo posible la conducta de los demás. Los padres de hijos homosexuales que rechazan la homosexualidad no se darán cuenta de que su hijo o hija es homosexual aunque sea evidente para los demás.

6. Estado de ánimo. Si te sientes feliz, tenderás a interpretar la conducta de los demás de modos más optimistas. Los estados de ánimo negativos, en cambio, no ejercen tanta influencia.