La adicción a los opiáceos: heroína y morfina

amapola
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Los opiáceos proceden de una planta llamada adormidera o amapola (Papaver somniferum L.). De ella se extrae el opio, con el que, a su vez, se elabora la morfina. La heroína es un derivado de la morfina.

En nuestro cuerpo existen también sustancias similares a los opiáceos, llamadas endorfinas, que se producen de forma natural en el cerebro.

Los opiáceos alivian el dolor y producen una sensación de relajación y euforia, así como un sentimiento de bienestar. Este efecto es más intenso en adictos o en personas con un riesgo genético de llegar a ser adictos. Algunas personas, en cambio, sienten incomodidad y nerviosismo con el uso de opiáceos. Esto refleja, probablemente, la existencia de diferencias genéticas que hacen a una persona más o menos vulnerable a la adicción.

Estas sustancias causan, además, los siguientes efectos fisiológicos:

- Deprime el reflejo de la tos
- Disminuye la motilidad gastrointestinal
- Contracción de las pupilas
- Náuseas
- Influyen en la regulación de la temperatura
- Depresión respiratoria

Los opiáceos producen dependencia y desarrollo de tolerancia, incluso con dosis bajas. Algunos pacientes de hospitales a quienes se les ha administrado morfina para aliviar el dolor tienen un leve síndrome de abstinencia incluso tras una sola dosis, lo que significa que el cerebro reacciona con gran rapidez e intensidad a los potenciales efectos adictivos de estas drogas. Así, algunos enfermos que han usado morfina por motivos médicos durante un tiempo, (por ejemplo, en casos de graves quemaduras), desarrollan una dependencia a la morfina, aunque esto no significa necesariamente que hayan desarrollado una adicción, pues la adicción es algo más que la respuesta física del organismo a una sustancia. En la adicción intervienen también factores psicológicos y comportamentales. Por tanto, en los casos de desarrollo de dependencia en pacientes, generalmente la desintoxicación supervisada médicamente elimina la dependencia fisiológica.

La adicción a la heroína

La heroína es un derivado de la morfina que no tiene apenas ningún efecto cuando se toma oralmente. Suele inyectarse o, más frecuentemente en la actualidad, fumarse o inhalarse por la nariz para evitar el riesgo de contagio del SIDA que se asocia al uso de agujas contaminadas, aunque la adicción que produce es la misma.

Adicción a los opiáceos de uso médico

Se trata de opiáceos como Demerol, Darvocet, Lorcet o Talwin. Esta adicción comienza sobre todo cuando una persona tiene un acceso fácil a estas sustancias, como es el caso del personal médico o personas con dolor crónico comienzan utilizando opiáceos de prescripción médica para el dolor físico y acaban usándolos para el dolor emocional. Cuando se produce la adicción, estas personas exageran su dolor físico para conseguir más prescripciones o fingen ciertas enfermedades dolorosas y acuden a varios médicos a la vez para conseguir varias prescripciones.

El síndrome de abstinencia

El síndrome de abstinencia aparece cuando la sustancia es eliminada del organismo, lo cual puede tardar más o menos según el tipo de droga utilizada. La heroína, por ejemplo, tarda unas horas en desaparecer del organismo, mientras que la metadona tarda un día o dos.

Los síntomas del síndrome de abstinencia se han comparado a los de la gripe y no resulta físicamente peligroso, al contrario de lo que ocurre con el síndrome de abstinencia de la adicción al alcohol o los calmantes. Dura alrededor de una semana. Los síntomas más típicos son:

  • Dolores y calambres musculares
  • Inquietud
  • Diarrea
  • Sudoración
  • Moqueo
  • Lagrimeo
  • Fiebre
  • Problemas para dormir
  • Deseo de usar la sustancia

A veces se produce un síndrome de abstinencia prolongado que dura varios meses. Se acompaña de una depresión leve crónica y una falta de tolerancia al estrés, a veces con deseos de tomar la droga. No está claro si se debe a los efectos de la droga o a la existencia de ciertos problemas psicológicos.

Los efectos del uso prolongado de opiáceos

Los opiáceos no son sustancias demasiado tóxicas, si las comparamos con otras drogas como el alcohol, que es la droga con efectos más tóxicos para el organismo de todas las existentes. El problema médico principal con los opiáceos es la sobredosis, que se produce a menudo cuando la tolerancia se ha desarrollado para los efectos sobre el estado de ánimo pero no para los efectos sobre el sistema respiratorio. Es decir, la depresión respiratoria se sigue produciendo igual que con la dosis inicial, pero para lograr los efectos deseados en el estado de ánimo es necesaria una dosis mayor, que acaba dando lugar a un fallo respiratorio que puede causar la muerte o bien puede producirse daño cerebral o como por la falta de oxígeno.

El uso de jeringuillas compartidas puede dar lugar al contagio de enfermedades como el SIDA y el uso de drogas "cortadas" con ciertas sustancias puede causar un daño grave en diversos órganos. Además, la mala alimentación e higiene de este tipo de adictos con frecuencia produce infecciones.

El uso prolongado de opiáceos puede dañar permanentemente el sistema de opiáceos naturales del organismo (endorfinas), produciendo depresión y ansiedad crónicas.

Los usuarios crónicos pueden desarrollar infecciones de las paredes y válvulas del corazón, estreñimiento, calambres gastrointestinales y enfermedad renal o hepática. La mala salud que suelen tener estas personas junto con el efecto de la heroína en el aparato respiratorio puede ocasionar neumonía.

En las mujeres embarazadas puede producirse aborto, bebés con bajo peso al nacer o bebés que nacen con dependencia de la heroína y síndrome de abstinencia.

Además, la heroína que venden en las calles suelen estar adulterada con sustancias tóxicas que pueden obstruir los vasos sanguíneos de los pulmones, hígado, corazón, riñones o cerebro.